Eduardo Capetillo es un reconocido actor y cantante mexicano que saltó a la fama tras participar en el concurso Juguemos a cantar, donde obtuvo el segundo lugar. Poco después, en 1985, se unió al exitoso grupo Timbiriche, reemplazando a Benny Ibarra.
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Además de su faceta musical, Capetillo brilló en el mundo de las telenovelas, protagonizando clásicos como Marimar y Alcanzar una estrella, esta última con una fuerte carga musical en la que también participó.
Su versatilidad lo convirtió en uno de los galanes más populares de los años 90, consolidando una carrera sólida tanto en la música como en la actuación.
A sus 55 años, el artista se encuentra en una etapa de plenitud, disfrutando de la armonía familiar y profesional. Sin embargo, una confesión que hizo a la periodista Ana María Alvarado revela una lucha interna que pocos conocían.
"A mí me pasó que estaba harto de mí. Yo no me gustaba y no le gustaba a nadie por lo mismo", confesó Capetillo, recordando la profunda insatisfacción que experimentó a pesar del éxito arrollador que cosechó en los años 90 gracias a melodramas como ‘Marimar’.
El actor explicó cómo la presión de un entorno que equiparaba el éxito con "mucho dinero, mujeres, poder y rating" lo llevó por un camino que no le brindaba felicidad genuina.
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El descenso a las adicciones: Un intento fallido por llenar un vacío
La insatisfacción y las carencias emocionales llevaron a Eduardo Capetillo a caer en las garras de las adicciones.
Sus problemas comenzaron con el alcohol, pero pronto se extendieron al consumo de sedantes como las benzodiacepinas, fármacos utilizados para tratar trastornos del sueño y ansiedad.
"Llevo años sin beber alcohol, pero me seguí con las benzodiacepinas, me costó más trabajo quitarme esas que el alcohol, son ansiolíticos, te quitan los ansiolíticos y se dispara la ansiedad, entonces me puse 18 kilos arriba", reveló en una entrevista para Univisión el año pasado, evidenciando la dureza del proceso de recuperación.
En su camino hacia la sobriedad, Capetillo enfrentó efectos secundarios como la alimentación compulsiva, una respuesta de su cerebro buscando el azúcar para suplir los efectos de las drogas.
Incluso llegó a buscar consuelo en el sexo y las interacciones en redes sociales, una búsqueda desesperada de dopamina.
"Bajaba y abría las latas de Lechera (leche condensada) y me las comía a cucharadas... también te mata, todo lo que va al mismo lugar del cerebro, que es el sistema de recompensas, que es azúcar, sexo, alcohol, drogas, lo que digas, cada like del Instagram, son micro chispazos de dopamina", relató con crudeza el cantante.
La familia como ancla y motor de recuperación
Afortunadamente, en medio de la oscuridad, Eduardo Capetillo encontró un faro de esperanza en su familia. Su esposa, la también actriz Biby Gaytán, jugó un papel fundamental en su proceso de recuperación.
Con más de 30 años de matrimonio, su relación se ha consolidado como un pilar de apoyo mutuo, con sus cinco hijos como prioridad. "Hoy, mi verdadero éxito es tener una esposa maravillosa, unos hijos nobles, buenos, auténticos y realizados. Esta plenitud que hoy me toca vivir como ser humano, ese es mi verdadero éxito", confesó con emoción el exintegrante de Timbiriche, quien lleva 17 años sobrio.
Actualmente, Eduardo Capetillo se encuentra enfocado en su familia y en su regreso a los escenarios.
Comparte créditos con su hijo Eduardo Capetillo Jr. en el reality show ‘Juego de voces’ y tienen planes de realizar un concierto junto a Biby Gaytán, un proyecto que celebra la unión familiar y el talento artístico que los une.
La historia de Eduardo Capetillo es un testimonio de la lucha contra las adicciones y el poder transformador del amor y el apoyo familiar.